jueves, 28 de febrero de 2013

La noche que cambió todo...

Hoy me he despertado con la sensación de haber dormido, pero no descansado...me duele todo el cuerpo...parece ser que he estado horas embalsamada y atrapada en mis sueños, dejándome llevar...entre deseos, miedos y situaciones vividas he bailado en la madrugada...ha sido agotador...pero no me he sentido reconfortada y viva como otras noches, donde las emociones eran las dueñas de mis actos...donde dejaba de ser yo para transformarme en lo que debía ser...sólo había un espectador pero me parecía que la habitación estaba llena...lo llenaba todo...estaba en mí, me envolvía con su fuerza y encanto...pero esta noche no estaba, he gritado su nombre pero no ha respondido...he sentido frío, mucho frío...necesito que vuelvas, aunque sólo sea una vez más...Cuando soy capaz de encontrar y disfrutar de ese momento en el que todo carece de importancia, hasta la propia vida, hasta la muerte...ese instante en el que todo se torna luminoso, cuando empieza a tener sentido lo insignificante...me doy cuenta que preciso esa emoción para seguir viviendo, que la necesito tanto como el aire para respirar, que no quiero prescindir de "la vida" para vivir...
Esta noche quiero acariciarte de nuevo, espero que vengas a mi llamada, dejémonos llevar otra vez, espectador...hasta que llegue el momento de que podamos tocarnos y hacernos uno...

jueves, 21 de febrero de 2013

Enjuiciando caracteres...

Me he preguntado infinidad de veces qué es eso de hacer juicios de valor… y por qué se llaman de valor si las personas que lo hacen, me incluyo, no son nada valientes sino todo lo contrario…pero parece que las cosas no van por ahí; se trata más bien de la idea pre o concebida que “nosotros”, más inteligentes que los que enjuiciamos, hacemos de otra persona sin tener ni puta idea de quién es verdaderamente por la muy sencilla razón de que no nos paramos a escucharla…si, la oímos, creemos que sabemos lo que piensa, lo que siente, tratamos de aparentar que nos importa lo que nos está diciendo… pero sólo escuchamos nuestra propia voz que nos dice que somos mejores y por tanto tenemos el derecho moral, civil o penal de etiquetar y “condenar” por ello … 
Realmente no nos paramos a pensar que somos tan míseros, que no miserables, que sólo por hacer eso perdemos la razón y la noción de la auténtica realidad que es nuestra propia mediocridad tapada con la máscara del encanto que mostramos a los que nos rodean… 
¿Qué tontos somos no? Deberíamos empezar dando sentido y luz a nuestros sentimientos más escondidos, esos que nos asustan y nos abruman cuando simplemente aparecen en la noche para avisarnos de que están ahí, que nos esperan, que no se irán tras una borrachera de alcohol o meditación… que tarde o temprano deberemos enfrentarlos y no dar por culo a esos “seres” que, aunque parecidos a nosotros, son por supuesto inferiores… 
De ahora en adelante, y viendo y escuchando que estoy aburrida, que necesito metas e ilusiones nuevas, me he propuesto firmemente pararme a pensar quién soy, cuáles son mis limitaciones, no mis límites, en qué me equivoco, por qué lo hago repetidamente supuestamente habiendo aprendido de experiencias previas… y un largo etcétera de reflexiones duras pero condescendientes que estoy segura van a ayudarme a sosegar mi elevado ego… al principio me va a joder, pero y si sirve para alcanzar el grado de respeto que se merecen todos y que con tanto arte y mala leche, para qué negarlo, me atrevo a juzgar?… 
Apostaría mi ojo derecho a que más de uno al “mirarse” y “reconocerse” saldría corriendo… yo hoy ya llevo lo mío… y vosotros?