Si, le quité el envoltorio completo, me aseguré de comérmelo a trocitos pequeños,pero fue inútil, el polvo-rón de las estepas del norte se me quedó adherido al paladar y ni a lengüetazos sale ni termina de entrar...
Suena Mozart en mi cabeza mientras trato de respirar a través de la pegajosa masa con sabor a canela ya rancia por los años... creo que llevaba años apalancado en esa caja,pero entre mi hambre y sus encantos, me lo metí en la boca sin pensar...
No hay comentarios:
Publicar un comentario