miércoles, 22 de mayo de 2013

No tengo nada que ofrecer-te...¿perdón?

He oído esa frase bastantes veces, pero escucharla y analizarla no me había parecido importante hasta esta mañana... ahí estaba yo en la comisaría ensimismada entre la choni de turno que increpaba al grito de "lo que me sale del coño" al administrativo de turno y la señora de gafas de culo de vaso que oteaba el horizonte por encima del ordenador con cara de querer suicidarse con la grapadora o al menos golpearse con la misma hasta la inconsciencia... 
Y es que en sitios tan concurridos y variopintos se aprende mucho...se puede ligar (a mí el desayuno me ha salido gratis), se pueden observar atentamente ciertos comportamientos ajenos y propios, se entablan relaciones de amistad pasajera, se cae en la cuenta de lo mal que va el país cuando tras tres horas de pie no encuentras ni un mísero poyete para arrimar la nalga porque están todos ocupados por culos en paro más desesperados que el propio... 
En medio de todo esto, una muchacha le ha dicho a la de al lado: "Mira Encarna, si es que no tengo nada que ofrecerle a nadie, así que dudo que a mis 35 años encuentre novio"...Yo acojonada haciendo mis cuentas de lo que me quedaba para llegar a tan ilustre edad...he pensado un momento, ¿quiero un novio?, respuesta inmediata, NO, ¿una novia?, menos, las mujeres somos muy complicadas... ¿Un piso/dúplex/adosado/chalet o casa prefabricada? En la vida... no quiero nada más mío que yo misma y hasta eso me resulta un compromiso pesado... quizás ¿Un coche, un cuerpo perfecto, dinero para gastar en chuminadas? o... los puntitos son ideas guarras que no vienen al caso pero que han pasado también por allí... De todo lo que se me ha ocurrido sólo tres cosas han conseguido sacarme media sonrisa... viajar, libros y una mirada... su mirada, aquella que me atravesó como una lanza afilada... (Vale! pensar en animales, algunas personas y los dichosos puntos suspensivos que salían de mis bragas también me han hecho sonreír)... 
La cosa es, ¿cómo siquiera nos paramos a pensar y encima nos creemos que no tenemos nada que ofrecer a alguien, concretamente a una supuesta pareja? Lo doloroso sería no poder ofrecernos un café o una ducha fría a nosotros mismos por vagancia mental o algún impedimento neurológico... pero a otr@s... 
Estamos de acuerdo que en estos tiempos lo material es un "bien" escaso para la mayoría, y que si de una dote dependiera casarse o "arrejuntarse" quebrarían los juzgados y bajaría San Pedro con el llavero para cerrar los templos de culto... o inculto... 
¿Pero qué carajo importa que nos llenen de excrementos materiales con pedigrí si por otro lado nos vacían de miradas, de momentos, de roces, de besos al aire, de alientos, de conversaciones, de risas cómplices, de abrazos eternos...? 
Estas "menudencias" son las que, por lo menos yo, quiero llevarme a la otra vida... Esto es lo que puedo ofrecer a ti, te, contigo y a mí, me conmigo... Desde el momento que he comprendido que puedo prestar mi piel, mis sentidos, mi yo a alguien sin pretender nada más y sin descuidarme, me siento un poco más feliz... porque cuando damos, recibimos indirectamente mucho más, así que sigo siendo una gran egoísta, y no me importa... quiero VIVIR y exprimir esa mirada que me lleva al abismo, la que me ofrece, la que tiene, sin más...

No hay comentarios:

Publicar un comentario