domingo, 14 de abril de 2013

Exhibicionismo con techo...

Casi cada noche bajo a un parque aparentemente abandonado donde unos señores, vagabundos de este "mundo", pero no del suyo, yacen sobre la hierba mirando la luna, o quizás más allá... 
Viven en unos bancos decorados con cartones que hacen que las inclemencias del frío sean menos molestas, aunque no menos infames... hasta la fuente de agua encharcada parece un oasis en mitad del desierto si la pienso más de cinco minutos... 
Y ahí estoy yo, buscando un poco del brillo de sus miradas... fumando, perdida, pensando en todo y rindiéndome a la nada... 
Con la sensación de que me siento más cómoda allí que entre cuatro paredes, donde quizás me exhiba más que ellos... 
La naturalidad es tan tajante que puede "chocar" contra mi prejuicio... 
No resulta insultante su desnudez, su día a día expuesto al "mundo"... no son inapropiados sus discursos sin sentido con colillas mal fumadas de aderezo... 
Ellos sólo muestran una parte ínfima de lo que son, de lo que les conforma, de lo que les ha llevado al momento actual... pero su intimidad, aquella que no es mostrable por hechos y palabras, permanece intacta dentro de esos cartones... 
Pienso que tod@s exhibimos mucho más, de forma pecaminosa incluso, a pesar del techo acementado pintado de color vacío... 
Enseñamos una vida malquerida y frustrante donde lo del vecino es más codiciado que la libertad para vivir... no hay cartones, si horarios y normas establecidos que guían la rutina en la que nos miramos al levantarnos y acostarnos... Estamos vendidos, pero a precio de saldo...

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