Son otros lo que se encargan de cuidarnos, protegernos y hasta engañarnos haciéndonos creer que tal situación va a perdurar con los años...
Luego aprendemos que sí somos responsables y por tanto tenemos que participar en nuestra vida, en nuestras decisiones y actos, correr con las consecuencias y sobrevivir, sobretodo, esto último...
El problema viene cuando vamos añadiendo sacos a nuestra espalda que no nos corresponden... entonces la existencia empieza a pesar más de la cuenta...
Llegamos incluso a olvidarnos de nosotros mismos porque las cargas que los demás ponen, y que erróneamente aceptamos, más o menos de buena gana u obligados por las circunstancias, engullen nuestro ser...
Estas personas incapaces de hacerse cargo de sí mismos en detrimento de otros, nos ahogan, nos roban la energía, vampirizan nuestras emociones y no nos dejan progresar...
Pero no los podemos culpabilizar sólo a ell@s, nosotros tenemos cierta responsabilidad también... podemos decir NO, pero preferimos ser esos héroes de cuento que salvan vidas y a la vez, alimentar nuestro ego... necesitamos sentir que somos indispensables, que las cosas no funcionarían si no fuera por nuestros sabios consejos y por nuestra muy trabajada idea de la posesión de la verdad...
Y entonces el náufrag@ cada vez más cansad@ y aturdido, con la desesperación de no saber nadar porque nadie le ha enseñado y tampoco ha querido, se aferra a nosotros como un trozo de madera en mitad del océano embravecido...no se apoya para mantenerse a flote, literalmente se sube encima y nos hunde con él, sin contemplaciones... sin importarle que también nos vamos ahogar... porque éste náufrago desagradecido no se estremece por nada ni por nadie que no sea él mismo...
A veces, a medida que nos hundimos, somos capaces de abrir los ojos para encontrar el camino a la superficie y el oxígeno suficiente para progresar... es en ese momento cuando le hemos soltado la mano a la muerte y se la hemos dado a la vida...
Nos hemos liberado de la carga ajena y nos movemos ligeros, con la única y exclusiva responsabilidad de nuestro cuidado individual...
No es fácil... nadie dijo que lo fuera... es cuestión de aprender a delegar, a soltar, a querernos, a respetarnos, a desculpabilizarnos, a vivir sin ataduras impuestas, a ser libres... Yo abogo por la asertividad y el egoísmo, por una vida nuestra, propia, sin culpas, y que cada cual, como dice el refrán, se busque las habichuelas...
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